El telescopio espacial Spitzer de la NASA consiguió captar una espectacular imagen de una estrella muerta a unos 700 años luz de la Tierra, alrededor de la cual los restos de los cometas colisionados se ha ido acumulando.

La estrella se encuentra en el centro de la nebulosa de 'Hélix', y la nube de gas que la rodea le da la apariencia de un ojo gigantesco. La sorpresa se produjo al apreciar tanto polvo alrededor de la estrella. La hipótesis es que debe provenir de cometas que han sobrevivido a la muerte de su sol.

Según los científicos, el polvo de la nebulosa es causado por la colisión de cometas en los límites externos del sistema, como consecuencia de la alteración de sus órbitas producidas por la muerte de la estrella. Tras la alteración de sus órbitas y las colisiones entre ellos sus restos habrían quedado "flotando" alrededor de la estrella originaria.

En este caso lo se sabe qué es más maravilloso: si la extraordinaria explicación del fenómeno o la simple hermosura de la imagen por sí misma.